domingo, 19 de julio de 2009

Coronación Canónica de Nuestra Sra. Virgen de los Remedios.



El día 15 de agosto de 1964, en la Misa Solemne de la Santísima Virgen de los Remedios, el Rvdmo. Sr. Cura Párroco y Arcipreste de Serón, don Francisco Guerrero Peregrín, después de la homilía, expresó a los feligreses el deseo y la necesidad de comprar a la Santísima Virgen de los Remedios una Corona decente que estuviese a tono con el fervor popular a dicha imagen, y para sustituir al aro pobrísimo que hasta entonces había llevado, exhortánles a contribuir con sus donativos, que serán completamente voluntarios, para la adquisición de la misma y animándoles a que abrigasen la idea de que dicha Corona la puediese lucir el año próximo en el día de su fiesta.


Desde este momento todo el pueblo comenzó a hablar de la Coronación Canónica que al año siguiente se había de hacer y este espontáneo clamor, sin haber nadie que lo hubiera iniciado ni alimentado, fue creciendo de tal modo que ya se daba como fija la Coronación Canónica.


El señor Cura, íntimamente complacido ante esta unánime voz y uniendo con plena satisfacción su deseo al de sus fieles, lo expresó al Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis, Dr. donAlfonso Ródenas García, de feliz memoria, quien paternalmente acogió la idea e hizo la promesa de poner de su parte todo el entuasiasmo necesario para alcanzar de Su Santidad la referida Coronación Canónica.


El día 8 de agosto de 1965, a las tres de la tarde, el Excelentísimo y reverendísimo señor Obispo de Almería dio por conferencia telefónica al señor Cura Párroco de Serón la fausta noticia de haber llegado a sus manos la Bula Pontificia en la que se concedía la Coronación Canónica de la Santísima Virgen de los Remedios, felicitando a todo el pueblo y felicitaándose él mismo de haber conseguido de Su Santidad tan alto privilegio, que honraba de una manera tan singular a nuestra excelsa Patrona.


Al saber esta noticia, voltearon larga y alegremente las campanas de la Iglesia Parrroquial y del Castillo y se dispararon grandes salvas de cohetes al tiempo que todas las personas se lanzaron a la calle en gran manifestación de júbilo popular, entusiasta fervor a la Virgen y filial devoción y a gradecimiento al Santo Padre, que tan benignamente se había dignado conceder esta singular gracias.

Pbro. D. Franciso Guerrero Peregrín. qepd.



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